viernes, 23 de enero de 2009

Competencia conyugal







Hay celos por terceros, hay celos por los mimos de los hijos pero lo que se ve cada vez más a menudo en las parejas son los "celos por el éxito". Cuando hablo de celos por el éxito me refiero a quien gana más dinero o quien tiene el mejor puesto o a quien está haciendo la carrera más promisoria.
Conozco varios casos pero solo voy a citar un par de ejemplos de gente allegada para que luego, quien quiera, opine o pueda contar otras experiencias.
El primer caso es el de una pareja de profesionales jóvenes que al momento de casarse eran empleados rasos en dos empresas muy distintas. Los dos tenían un muy buen proyecto de desarrollo laboral a mediano y largo plazo: El muchacho parecía que corría con cierta ventaja en cuanto a la rapidez de crecimiento interno pero el tiempo demostró lo contrario. Primero los dos fueron jefes, empezaron a ganar mejor dinero y a planificar la llegada del primer hijo. La mujer se tomó su licencia por maternidad sin dejar de atender de reojo algunos aspectos laborales y rápidamente regresó al ruedo a fin de no perder el tren del progreso interno. Al poco tiempo ella fue nombrada gerente de un área muy importante de la empresa mientras él continuaba como jefe. Nuevamente decidieron agrandar la familia y construir una linda casa en otro barrio. El sueldo de ella era casi el doble comparado con el de su marido por lo que los aportes a las cuestiones comunes dejaron de ser parejos. El muchacho entró en crisis y aunque parezca mentira lo que más le dolía no era la diferencia salarial sino la diferencia de puestos. Esto fue tan así que decidió plantearle a su jefe que se sentía merecedor de ocupar una gerencia. No le importaba la plata, el quería y necesitaba ser gerente para estar a la par de su esposa. Meses después ocupó una subgerencia pero no era suficiente. Hoy la pareja está en crisis y analizando como será su futuro.

El segundo caso es muy distinto. Esta pareja se conoció en la empresa. El era un gerente con experiencia y ella una empleada. Luego de un breve noviazgo decidieron irse a vivir juntos por lo que ambos tuvieron que cambiar de trabajo ya que la empresa no aceptaba parejas y "como el amor es más fuerte" no dudaron en hacerlo. El hombre rápidamente consiguió otro puesto gerencial en una multinacional y ella hizo lo propio pero en un puesto administrativo, obviamente en empresas distintas. Hasta ahí todo marchaba bien. Implícitamente, en la mente del muchacho estaba claro que él era "el importante" y ella acompañaba....Construyeron una hermosa casa, tuvieron dos hijos y la vida transcurría mas o menos tranquila. Pero un día ella decidió abandonar la empresa e independizarse, quería algo más y se sentía segura de poder hacerlo. El, con un tanto de soberbia, estaba seguro que su mujer no llegaría a nada por lo que decidió no ayudarla para que se diera cuenta de lo equivocada de su decisión. Ella, decidida y desafiante, fue para adelante obteniendo reconocimientos impensados aunque estos no se vieran reflejados en lo económico.
Para este hombre era inaceptable plantearse la posibilidad de que su mujer, a la que había subestimado, pudiera eclipsarlo. Su estrategia para combatir este avance de las tropas enemigas fue plantear que "él" ganaba más dinero, que gracias a "él" se tenía lo que se tenía y se lo podía mantener mientras que ella solo tenía deudas. Y como diría Principi, en la ley del palo por palo, ella devolvía las ofensas diciendo que tenía "suficientes ovarios" para bancarse sola sin necesidad de recibir nada de su pareja y que no la iba a extorsionar con el dinero....moraleja, otra pareja al borde de la ruptura!
¿Tanto le pesa, sobre todo al hombre, convivir con una mujer de éxito?

lunes, 19 de enero de 2009

¿Gustos compartidos?


Muchas veces se escucha a cualquiera de los miembros de una pareja quejarse de que su "media naranja" no comparte sus gustos. Otras veces, a menudo en quienes comparten el ámbito laboral, se menciona que el hecho de "estar en lo mismo" genera un desgaste extra y hasta se producen competencias. Son puntos opuestos, pero....¿Se puede alcanzar un equilibrio?. ¿Es mejor el yin y el yang o el intentar "tirar codo a codo"?

Si vamos por el lado de las parejas con gustos o intereses diferentes encontramos que las más jóvenes son las más quejosas por estas disparidades y por el hecho de que no se acompañan o se menosprecian las actividades, hobbies o acciones de uno o de ambos miembros. Esas "broncas" a veces explotan, y son fuente de rupturas, y otras se trabajan en el seno conyugal. Se sabe de muchas parejas que acuerdan respetar los gustos individuales sin tratar de presionar a la otra parte para que se sume a ellos y así logran cierta armonía. Otras, tal vez más evolucionadas o mejor comunicadas, no solo acuerdan lo anterior sino que al ver feliz a la persona que aman se interesan por saber como la pasaron, preguntan, piden que les cuenten pero sin invadir porque en definitiva el interés no pasa por la actividad en sí, sino por la felicidad del otro. Esto les permite pasar a otro nivel que es el de compartir acciones en común luego de haber satisfecho sus gustos personales.

El otro polo está en los que por compartir tanto se terminan sofocando. Lo vemos en las empresas que permiten parejas o en quienes comparten un negocio o en muchos otros ejemplos. Llega un momento en el que no hay casi nada para conversar porque todo se ha vivido al unísono. Son las mismas actividades, las mismas amistades, la misma vida social y se tiene poco espacio para el individualismo bien entendido. Se ahogan. Se les hace imprescindible buscar espacios propios y muchas veces esto es entendido por la otra parte como "ya no te intereso".

Evidentemente debe haber un equilibrio y me imagino que ese equilibrio es inestable, es decir, se debe ir moviendo el fiel de la balanza a medida que la pareja madura. Tarea nada fácil.

Cada matrimonio o pareja debe tener su receta....nos la cuentan??