viernes, 6 de febrero de 2009

El perro del hortelano



En casa, como en tantas otras, lo que se ve en la tele generalmente es materia de discusión. No importa cuantos televisores haya en el hogar, en algún momento la familia confluye en la mesa y ahí comienzan las broncas. Muchas veces pasa que los partidos de la Copa Libertadores se juegan los miércoles y justo a la hora de la cena. Otras veces pasa que hay quienes quieren ver el noticiero por algo importante que sucedió en el día o por el simple hecho de estar informado. No importa lo que pase, siempre será materia de discusión. Sobre todo cuando los chicos ya no son tan chicos, de edades diferentes y sexos opuestos. Están cada uno en la suya y es difícil hacerlos coincidir en algo.
"Pa, no podemos ver otra cosa que no sea el noticiero?, son todas pálidas"; "Futbol??, no estuviste en todo el día y llegas para ponerte a ver futbol??!!"; "Deportes no, eh!!, pongamos a Susana que nos gusta a todos" (quien te dijo que a mi me gusta ver a la hueca esa!!!).
Luego de todas esas protestas y con el afán de no discutir más, uno cede el control remoto y se resigna a ver lo que la familia quiera. Ese es el preciso momento en el que crece la indignación porque el más chico juega con el perro mientras come y madre e hija conversan sin prestarle atención a la "caja boba". Uno espera un minuto, dos y después pregunta..."¿Para que me hicieron cambiar de canal si nadie mira la tele?". La respuesta jaqueadora no se hace esperar: "Bueno, entonces apagala así conversamos que es mucho mejor", te suelta tu esposa... y contra eso no tenés mucha defensa.
Es cierto, la mesa familiar es más afín a la conversación que a la distracción intrascendente de la televisión....pero que lindo es estar distendido frente a la tele sin tener que concentrarse en nada!!

martes, 3 de febrero de 2009

Oculta ambición


Laura era una mujer humilde que ni siquiera había terminado la escuela primaria. Se había casado con Omar, un hombre 12 años mayor que ella, con una buena situación económica y social. El matrimonio vivía en una hermosa casa de San Isidro de la que ella disfrutaba sin inmiscuirse en los negocios de su marido. Omar les generaba un buen pasar gracias a las tres estaciones de servicio y a las dos confiterías que tenía en la zona norte del gran Buenos Aires. La pareja gustaba de invitar a sus amigos a cenar los asados que el hombre de la casa preparaba. Un matrimonio normal, tranquilo que no llamaba la atención de nadie.
A principios de 1990, una noche cualquiera, Omar la saludo con un beso y se fue a buscar la recaudación de las estaciones de servicio y a ver al barman de una de las confiterías como hacía habitualmente. El teléfono cortó el sueño de Laura. Empezó a llorar desconsolada, su esposo estaba muerto. En una lúgubre comisaría de Avellaneda el abogado de su marido le contó lo sucedido. A Omar lo había degollado su prostituta favorita en la cama de un hotel alojamiento de la zona. Laura no entendía nada pero cada vez entendería menos. Luís, el abogado, trató de calmarla. Le contó que había muchas cosas que ella desconocía como por ejemplo que Omar no solo tenía las estaciones de servicio y las confiterías, también era el dueño de dos cabarets de baja calidad y de un hotel alojamiento...precisamente en el que murió. Su asesina era una "copera" que trabajaba en uno de sus tugurios desde hacia bastante tiempo. Ella se había entregado y estaba detenida.
Laura se acababa de enterar de la doble vida de su marido. Ahora se encontraba siendo la víctima viviente de esta situación. Sentía mucha tristeza mezclada con bronca y odio. Se preguntaba como podía haber sido tan estúpida de no haberse dado cuenta de nada.
Luego del funeral Luís fue a verla a su casa con una carpeta y una carta. "Esto me lo dejó Omar para vos, me dijo que si alguna vez le pasaba algo todo lo que él tenía y que vos desconocías era tuyo".
La carpeta contenía escrituras de propiedades, títulos y números de cuentas bancarias del dinero que iba blanqueando su marido y que se había generado con los negocios ocultos.
Laura tenía un buen pasar pero ahora se encontraba con una fortuna que nunca había imaginado. Era un shock tras otro. Sintió una extraña excitación al verse como la única dueña de tanto dinero.
Su familia, sus hermanas, la acompañaban en su dolor. El abogado se ofreció a ayudarla a deshacerse de los cabarets y el hotel. Le dijo que con ese dinero y todo lo que había recibido podría dedicarse a disfrutar el resto de sus días sin preocuparse por nada.Dentro de toda la tragedia sus hermanas se alegraron de que al menos Laura pudiera vivir tranquila. Pero su vida había cambiado y ahora el golpe de knock out pensaba darlo ella. La ambición se había apoderado de su mente. Se dijo "si lo oscuro me da 10 y los negocios conocidos me dan 2 yo me quiero quedar con los 12".
Le pidió a Luis que la ayudara a administrar todos los negocios, no quería vender nada. Personalmente se hizo cargo de los anteriores negocios ocultos. Era una especie de venganza hacia lo que le había negado su marido y además lo disfrutaba.
Su familia dejó de hablarle, el abogado de su marido ahora es su socio y ella pasó de ama de casa despreocupada a empresaria multirubro.