sábado, 13 de diciembre de 2008

Recreos y Horas libres


El hombre propone y Dios dispone. A veces pasa, muy de vez en cuando, que los planes fallan como cuando no estudiaste para la prueba y justo faltó el profesor. Un tiro para el lado de la justicia!! Horas libres y sin prueba!!
Sábado a la noche, la rutina está a punto de ponerse en marcha cuando de a poco todo empieza a caerse. Las visitas fallan, uno de los chicos se va a un cumpleaños, el otro se va a bailar a la matiné (sale a las 21 y hay que ir a buscarlo a las 0:30 hs) y de repente te encontrás a solas con tu pareja. Y ahora??. Ahora es la oportunidad para hacer lo que casi nunca se hace. Armar la mesa debajo de la glorieta, menú frío, arenques, pan casero calentito, queso, maníes regado con fernet, coca y cerveza.
Cuanto hace que no tenemos una charla distendida, sin chicos, sin salir de casa y disfrutando del entorno. La veleta se mueve al ritmo de la brisa mientras la luna llena comienza a asomarse. La única música de fondo es el sonido de los grillos mientras la conversación pasa por las flores, los chicos y temas intrascendentes. El después pasa por encender un habano holandés mientras se alarga la sobremesa con un café y un Baileys. Las luces de las farolas mortifican a la oscuridad mientras el segundero avanza cansino.
No me acuerdo cuanto hace que no se daba una situación similar. Pero claro!!, lo bueno dura poco y como en el cuento de la Cenicienta llegan las 12 y se acaba el hechizo. Hay que ir a buscar al menor de la familia para que todo vuelva a ser como entonces. Todo concluye al fin ¿Pero quien te quita lo bailado?. Son esas pequeñas cosas que te relajan la vida y que los años te ensañan a apreciar.

Por que hacemos lo que hacemos


Según el Negro Dolina “todo lo que hace el hombre lo hace para ganar mujeres”. Mas allá de la humorada, puede que para algunos ese sea el elemento movilizante. ¿Pero cuales son los factores que impulsan a los seres humanos a hacer cosas trascendentales?. Vale aclarar, trascendentales para cada uno.

Seguramente para algunos será la curiosidad, para otros la fama, para otros el dinero y para otros el propio ego. Entiendo que puede haber muchos motivos, pero no siempre nos planteamos cuales son los factores que nos impulsan a ir “a por ellos” y que otras cosas asociadas al resultado queremos obtener.

Voy a tratar de explicar el punto. Los otros días, conversando con una persona a la cual quiero mucho y que estaba ternada para recibir un premio, le decía –“No importa si ganas o no, lo importante es que lo que hiciste lo hiciste por vos y no para recibir premios”-. Pero después pensándolo bien me plantee “¿No nos interesan los premios?”. ¿Cuáles son los premios que esperamos recibir?. Tal vez a un actor le sea indiferente ganar el Oscar o el Martín Fierro. ¿Pero puede vivir sin el reconocimiento de su público?....¿y el de sus pares?...¿y el de su entorno?
No creo que estas cuestiones nos sean indiferentes. El NO reconocimiento no significa que se critique un trabajo sino que se lo pase por alto, que no se lo considere. Ya lo dice el refrán “Lo contrario del amor no es el odio sino la indiferencia”. Sinceramente desconfío de las personas que, a mi entender por falsa modestia, dicen no querer ningún reconocimiento. Algún reconocimiento siempre buscamos….el tema es si lo encontramos.

También pienso que cuanto más cercana es la relación, mas nos interesa ser reconocidos. Y por carácter recíproco cuando esas relaciones cercanas nos ignoran mas frustrados nos sentimos.

Seguramente para el personaje de Enrique Mariscal, Jaime Palumba…. ¿No lo conoce?. Es ese que pasó del seno materno a la tumba sin haber hecho nada importante en el medio, el reconocimiento no será muy importante. Pero para el común de los mortales sí. Cuando encaramos algo con pasión, eso que nos marca, en lo que ponemos el alma, esperamos un reconocimiento más allá del trofeo, el dinero o la gloria que podamos conseguir. Buscamos acompañamiento y admiración.

¿Existirá algo más frustrante que no ser reconocido por la propia familia?. ¿Se imagina a Edison trabajando en crear la primera lamparita y cuando por fin se enciende que la esposa le diga -¿No tenés otra cosa que hacer que seguir jugando con esa porquería?
Pero claro, Edison fue Edison. ¿Y si la situación es con Juan Pérez?. Veamos lo que le pasó.
El pobre Juan trabajó mucho en la tarea para la que se preparó y en la que llegó a sobresalir. Tanto trabajó que hasta la televisión se fijó en él para hacerle un reportaje. En realidad Juan no pretendía salir en la tele pero el reconocimiento público lo reconfortaba y como era lógico lo quiso compartir con su familia. Así que llegó a su casa y tiró la noticia -“En 10 minutos salgo en el noticiero de la noche de Canal 14, me hicieron una nota hoy al mediodía” les comentó.
La esposa lo miró y con tono burlón le tiró -¿A vos? ¿Y por que a vos?
-Bueno, es por el trabajo que hicimos en estos últimos dos años que tanto contribuyó a…
- Si, ya se, ya se, no empieces de nuevo con el trabajo que es el único tema de conversación que tenés. Además, ¿para que ver la tele si ya te escuchamos todo el día hablando de tu bendito trabajo?. Vos sabés muy bien que no me gusta cenar con la tele prendida!!.
- Pa, ahora el noticiero no!!!. Están los Simpson!!!- acotó el más chico de los hijos

Denle a Juan el Grammy, el Oscar o el Konex de platino. Le va a alimentar el ego y le va a adornar la vitrina pero el reconocimiento que íntimamente más quería y más necesitaba no lo tuvo.

Por eso Juan, yo también grito con vos…..¡Denme bola por favor!