jueves, 12 de marzo de 2009

Si lo hacés, hacelo bien




Es muy común escuchar que los padres pretenden que sus hijos cumplan con sus frustraciones y eso se puede corroborar yendo a ver un partido de futbol infantil en cualquier club de barrio.

En mi caso, que soy fierrero de toda la vida, no puedo negar que me hubiese gustado que mi hijo se apasione por la velocidad y los autos de carrera. Ni que decir del abuelo paterno!!. De bastante chico me tocó ver a padres de nenas que las obligaron a correr en karting cuando a ellas les gustaba cualquier otra cosa menos engrasarse. Sinceramente era bochornoso ver a esos auténticos frustrados dándole sopapos a sus hijas porque no andaban todo lo rápido que ellos querían. No hay caso...las cosas o se hacen con pasión o mejor no hacerlas!!

Rodri, mi hijo, recibió de su abuelo un triciclo al mes de nacer, una bicicleta a los 6 meses y un karting hecho artesanalmente y a escala cuando cumplió el primer añito. Obviamente que lo pudo usar recién a los 4 años, pero ¡¿quien le sacaba al nono el placer de regalarle al nieto su primer móvil hecho con sus propias manos?!. Desde el primer momento el flaco mostró que no había nacido para disfrutar de la velocidad, por lo que recordé el episodio de los padres frustrados y decidí no presionarlo nunca para ir a andar en karting. Ibamos solo cuando él lo pedía.

A los 6 o7 años pidió ir a la escuela de fútbol por lo que me dije "-Bueno, no está nada mal, que le guste el fútbol en la Argentina es prácticamente una obligación pero que lo juegue bien ya es otra cosa". Desde el día que empezó lo acompañé a cada entrenamiento e inexorablemente, en todos ellos, me desesperaba porque no ponía lo que hay que poner...usted me entiende!!.

Creo que con el pasar del tiempo él también se percató que la número 5 no había sido hecha para él por lo que se pasó a la número 7, ¡sí, al basquet!...deporte del cual yo no tenía la más mínima idea salvo por haber jugado alguna vez en el colegio.

Después de 5 años, ya con 16 años y 1,82 mts de altura, el flaco sigue jugando al basquet porque le gusta. Y eso está bien. El único problema es que me contagió el gusto de ver ese deporte y por supuesto de seguirlo a él a donde juegue.

Conclusión: No sufro porque pueda chocar, no gasto lo que no tengo en fierros, aprendí a conocer un nuevo deporte y él es feliz haciendo lo que más le gusta. Por lo tanto, muchas veces nos criticamos lo que hacemos o hicimos mal como padres pero en esta creo que no me equivoqué.


2 comentarios:

  1. Aveces me pregunto...les di de comer lo mismo, porque son tan diferentes uno y otro? esas son las cosas que me planteo con mis hijos, en cuanto a lo que quieren y esperan de la vida, si lo único que ruego es que tengan constancia en el estudio. Ya uno me falló y por consiguiente fallé como madre...pero estoy tratando de encaminarlo...=)Nuca es tarde para el estudio

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  2. Nooo, uno no falla, en ese caso hay que pensar que hay genes mas el caracter de cada uno. Gracias por el comentario

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